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Cómo concentrarse para escribir en verano


escribir en verano - como concentrarse

Este artículo no lo escribo yo, sino Pilar N. Colorado, a quien podéis conocer mejor en su web. Pilar es consultora en mindfulness, entrenamiento de la atención y, lo que más nos interesa por aquí, escritora. Por eso, y porque su blog me parece increíble, le he pedido que me ayude a recibir al verano con algunos consejos sobre cómo concentrarse para escribir.

Este es el resultado


Cómo concentrarse para escribir en verano


Hábitos para mantenerte más conectada, atenta y tranquila en tu día de escritora, o como relajar tu mente sin tener que irte a una isla desierta.


La pausa obligatoria a la que nos hemos visto sometidas estos meses ha provocado distintas reacciones a favor y en contra de la vida «de antes» y la que comenzamos. Aunque la vida siempre es la misma, somos nosotras las que la transitamos de diferentes formas según nuestra actitud.


Hay un punto en el que parece que la mayoría está de acuerdo (y me baso sobre todo en las respuestas de mis alumnas) y es la intención de vivir una vida más consciente y enfocada, más serena, en la que las prisas no sean el denominador común de nuestros días. Volver, de alguna manera, a conducir sin piloto automático y re-conectar con nuestros valores e intenciones. Por ejemplo, el deseo de escribir. Algo para la lo que la vida no suele dejarnos tiempo y que dejamos aparcado para momentos como el verano. Cómo concentrarse para escribir en verano


La pregunta que flota en el aire suele ser: sí, Pilar, esto esta muy bien pero, ¿cómo? Si la vuelta a la «normalidad» trae consigo atascos, colas, falta de tiempo, miedo al contagio, fechas de entrega, etc., ¿qué puedo hacer?, ¿irme a una isla desierta?


¿Es una isla desierta la respuesta?


¡Una isla desierta! ¡Qué placer! Con sus aguas transparentes, arena fina, silencio… Sí, como idea es muy apetecible. Salir de este marco en el que habitamos para desconectar, o re-conectar, en un lugar paradisíaco, sin ruidos y en paz. Cómo concentrarse para escribir en verano.


Pero esto tiene un fallo. O dos. El primero: que cuando vuelvas tendrás todo tal y como lo dejaste (o peor). El segundo: que si no eres capaz de abstraerte de tus preocupaciones, lo siento pero viajarán contigo.


Para que esto no ocurra te propongo que vayas a la isla desierta todos los días. Es decir, que prepares tu mente para aislarte y re-conectar a diario. Solo una mente entrenada es capaz de enfocarse para no perder claridad, para que seas dueña de tu tiempo y reequilibrarte ante los vaivenes de la vida. Cómo concentrarse para escribir en verano.


El drama de las escritoras reales


Aquí la escritora 100% real

Como escritora vives en un continuo «y si»:


y si no soy capaz de expresar lo que quiero

y si me bloqueo

y si no me publican

y si no gusta a nadie

y si nos confinan otra vez y no puedo presentar mi novela

y si…


Necesitas herramientas para que la balanza se equilibre. No dejarte llevar por los acontecimientos externos, a un lado, ni dejar que tus voces internas pesen más, al otro. Si has tomado una decisión de vida de aquí en adelante, grábatela a fuego y no la abandones. Y sí, esto vale para la escritura.


Te invito a practicar unos hábitos que son sencillos y potentes si, y solo si, los ejercitas a diario. Con el entrenamiento adecuado serás capaz de mantener tu foco y reconectar cuando lo pierdas:


¿La respuesta a Cómo concentrarse para escribir en verano? Estos hábitos


Cada mañana expresa tu intención


En la cama al despertar (como yo) o nada más levantarte, reflexiona sobre tus intenciones del día. Tanto visualizando como por escrito en tus páginas matutinas, la mente se prepara así para conseguir los objetivos diarios. Recuerda cuál es el motivo que te impulsa y ten presente tus valores.


Haz pausas breves durante el día


Como te decía, irte de vacaciones a una isla desierta y desconectar del mundo puede ser saludable, pero no es la solución porque cuando vuelves a tu vida real tus preocupaciones te están esperando. Si estás deseando hacer una gran pausa vacacional que te desconecte, empieza por hacer micropausas en tu rutina.


Estas pequeñas paradas durante tu jornada laboral te ayudan a reducir el estrés, no perder el foco, mejorar la productividad y aumentar tu bienestar.


Cuando te relajas es cuando la mente reposa todo lo que tiene en movimiento. Así se vuelve más clara y, a veces sin darte cuenta, se hace consciente la respuesta que necesitabas o la idea que no llegaba.


Cómo hacer las pausas


Las pausas las puedes hacer practicando la atención plena de diferentes formas y en distintos grados de profundidad según el tiempo de que dispongas (si te gustan las visualizaciones, piensa en un bote con arena que mueves y se ve opaco, ¿qué pasa cuando lo dejas quieto? La arena baja al fondo y el agua se vuelve transparente. Esa es tu mente).

Dedicar un tiempo a la meditación formal es el top de las pausas. Si ya eres meditadora lo sabes. Reservar un espacio de tiempo al día para sentarte en un lugar tranquilo y enfocar la atención en la respiración, un mantra u otro objeto de concentración.


La meditación no siempre te aporta el relax de esa isla desierta a la que quieres ir. Al igual que en la isla, puedes encontrar bichos venenosos, falta de alimento o puede que te caiga un coco en la cabeza mientras haces la siesta, amén de otros percances que pueden ocurrir. ¿No te preparaste bien? La meditación te prepara y es una preparación en sí misma. Para que puedas notar sus efectos, el consejo es meditar al menos seis días a la semana durante quince minutos.


Pero estamos hablando de pequeños hábitos diarios, no de períodos de tiempo más o menos largos, que tú no tienes tiempo para nada, ya lo sé. Vuelvo al tema con el que empecé. Cómo concentrarse para escribir en verano.


Cómo concentrarse mejor con mindfulness informal


Yo soy fan de la práctica de mindfulness informal. Hay acciones diarias que podemos transformar en pausas meditativas como la ducha, un paseo contemplativo, escribir o montar en bici. Puedes sentarte a no hacer nada o pasar el aspirador. ¿No te vienen ideas cuando estás con una tarea automática? Casi todos los relatos de mi libro surgieron en el trayecto que a diario hago andando de mi casa al colegio de mis hijos.


Toma conciencia de tus pensamientos


Es imposible que la mente no divague, y menos aún la mente de una escritora-creadora de historias. No lo puedes evitar —la función de la mente es crear pensamiento sin interrupción— pero sí puedes beneficiarte de ello. Si te das cuenta de esos momentos, ¡aprovéchalos! y sé consciente de tu mente errante, acéptala sin reñirte y deja pasar lo que te ha distraído para volver a centrarte en tu tarea. Si es algo que te viene una y otra vez porque es importante, anótalo. Tu mente te avisa y si le dices que ya lo tienes bajo control, deja de martillearte.


Conciencia abierta durante la jornada laboral


Otro hábito beneficioso es tomar unas respiraciones y ser consciente del momento presente: visualiza el lugar que ocupas, pon atención a los sonidos que escuchas en este instante, atiende a la respiración, siente el roce de la ropa, asiento, suelo… y mira los objetos que te rodean haciéndolos más presentes. Si tu lugar de trabajo te lo permite, haz algún movimiento consciente (es decir, mueve el brazo, cuello… visualizando en tu mente el movimiento y sintiéndolo en el cuerpo).


Cualquier momento de espera puede ser una pausa de atención plena: en el médico, en un atasco, en el supermercado, en la peluquería, etc. Observa alrededor, escucha, busca sonidos y sensaciones a las que no sueles atender. Cómo concentrarse para escribir en verano.


Déjate sorprender: Vive la experiencia como si fuera la primera vez


No solo cuando vuelvas al trabajo después de tus vacaciones en la isla desierta, también cada mañana, prueba a entrar como si fuera la primera vez. Observa el edifico, la gente, las texturas de la decoración, las vistas desde tu ventana (si la tienes, que yo me pasé varios años en un zulo de paredes negras y pegué una gran foto de mi playa preferida para poder alejar mi mirada hacia el mar y descansar la vista), cualquier cosa que salga a tu encuentro como si nunca la hubieras visto y déjate asombrar.


¿No te ha pasado cuando vas por la calle que de pronto ves un comercio nuevo y no recuerdas qué había antes? Eso es porque pasamos por los sitios sin mirar. La práctica formal de la atención nos propicia el disfrute de todo lo que sale a nuestro encuentro. Observar para asombrarte es una vía abierta a la creatividad.


El hábito de la escucha


Practica la escucha activa con compañeras, clientes, familiares y amigas. Tenemos la mala costumbre de oír sin escuchar porque estamos preparando la respuesta anticipadamente. Mira a los ojos, haz pequeños gestos que indiquen que estás escuchando e interioriza sus palabras. No solo mejorará la comunicación, también estás entrenado el enfoque y la atención que te servirá para otras situaciones.


Abandona la queja


Ama lo que haces. Busca ese aspecto preferido de tu trabajo, el que te motiva de verdad, y recuérdatelo cada día. Para crear la vida que deseas enfócate en lo que amas y no en lo que odias. Aumentando lo bueno reducirás lo que te molesta, sin quejarte. Agradece siempre, cada noche, lo más satisfactorio del día.


Cada preocupación en su sitio y en su momento


Antes de volver a casa, deja las preocupaciones en la mesa de trabajo, junto a los bolígrafos y el ordenador. Suéltalo para volver a tu esencia antes de entrar en tu hogar con tu familia. Aprender a compartimentar es otro entrenamiento de la mente que contribuye a aumentar tu bienestar. De nada sirve que ahora en casa estés preocupada por algo que no puedes solucionar hasta el lunes siguiente. No confundas con evitar ni con posponer. Se trata de no adelantar acontecimientos que quizá no ocurran y de vivir en plenitud cada momento. No intoxiques la relación familiar porque un cliente te habló mal o tengas una estrella en Amazon aunque la mayoría te haya puesto cinco. Entra en casa siempre con una sonrisa.


Vete a una isla desierta…


Para desconectar del todo. Y fíjate que digo del todo y no digo desconectar de verdad, porque para eso no hace falta irse a ningún sitio.


Vete a tu isla o de viaje o a la playa o quédate en casa. Cualquier lugar es bueno si tu mente está preparada. Es más: si aprendes a desconectar de verdad en tu día a día, disfrutarás más de las vacaciones, donde vayas, y de la vuelta. Entonces sí que vas a descansar de verdad.

Gracias Alicia por invitarme a tu casa virtual. Ha sido un placer despedir la temporada contigo. Feliz verano a todas.


Y esto es todo. Ahora ya sabemos cómo concentrarse para escribir en verano depende más de nuestra actitud que de factores externos.


Pero también hay factores externos que nos ayudan a escribir. Por ejemplo, la Newsletter de La Escribeteca. Suscríbete y recibe pasatiempos, consejos de escritura y un montón de contenido especialmente diseñado para escritoras como tú. Además, tiene regalo.

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