Narrador, autor y personaje son tres figuras distintas. Esa es la clave a partir de la cual podemos empezar a hablar del punto de vista narrativo. Este, también llamado focalización, no es otra cosa que una elección y por tanto una herramienta. Depende del autor elegir el punto de vista desde el que el narrador contará la historia. Pero vayamos paso a paso.
¿Qué es el punto de vista narrativo?
El punto de vista narrativo es la perspectiva desde la que el narrador cuenta la historia. Funciona como un filtro a través del que tus lectoras perciben los acontecimientos de tu historia y está muy relacionada con el nivel de conocimiento de los hechos que posee quien los narra.
Es este elemento el que hace que muchas lectoras prefieran los libros a las películas que se basan en ellos. La cuestión es que el punto de vista permite que la experiencia lectora resulte más cercana e íntima que la experiencia audiovisual. El motivo es que, dependiendo del punto de vista, cuando leemos, podemos acceder de primera mano a los pensamientos y los sentimientos de los personajes, mientras que, en una película, este contacto es menor.
Como sabes si has leído algún otro artículo de La Escribeteca, en esta plataforma nos gustan especialmente las definiciones del Diccionario de términos literarios de Ana María Platas Tasende. Esto es lo que dice del punto de vista narrativo:
Elegir el punto de vista narrativo es la decisión más importante de todas las que deberás tomar antes de ponerte a escribir tu novela por lo mucho que afecta a los demás elementos de la misma y a la experiencia de tus lectoras.
El punto de vista narrativo y sus efectos sobre la novela
En primer lugar, el punto de vista narrativo determina cómo tus lectoras percibirán a tus personajes. Establecerá los términos de su relación, por así decirlo. Y es que, dependiendo de la perspectiva del narrador y de la información que este pueda o decida dar, tus lectoras se harán una idea u otra sobre tus personajes y sobre sus acciones.
Lo que se narra repercute de diferente forma en el lector dependiendo de quién lo cuente. En el caso de una agresión, por ejemplo, no es lo mismo el relato ofrecido por la víctima, que el de la agresora o que el texto de un atestado policial. Y no solo por cómo se cuenta, sino por los prejuicios y expectativas que el receptor, en este caso la lectora, alberga sobre cada uno de esos narradores.
Punto de vista narrativo o focalización y modalización
La modalización en novela y cuento depende de varios factores y en cuanto veas cuáles son comprenderás por qué te hablo de ella en este artículo:
Quién ve los hechos que se narran.
Cómo los ve.
Quién los narra (que no tienen por qué ser quien los ve. Piensa en la típica historia de «mi vecina me dijo que...».
A través de qué persona gramatical los cuenta.
De la actitud del narrador frente a los hechos (voz narrativa)
Piensa que no todos los narradores pueden ver unos hechos determinados de la misma forma; ni todos ellos pueden implicarse en la misma medida en lo que nos están narrando. Algunos narradores son más intensos que otros, dependiendo de cómo les afecte lo que cuentan. Otros narran la historia desde mayor distancia y por tanto parecen más fríos.
De la misma manera, no todos los narradores tienen acceso a la misma cantidad de información. Y la información de la que disponen no siempre es de buena calidad.
Como todas estas maneras o modos de acceder y ofrecer información existen, de ellos se derivan los diferentes puntos de vista que existen y que se encarnan en diferentes tipos de narrador.
¿Cuántos puntos de vista existen?
Según Gerard Genette, hay tres tipos de focalización o puntos de vista narrativos principales:
Focalización cero: es la que corresponde al tradicional narrador omnisciente, que lo sabe todo de todos y que puede estar muy implicado en la historia y narrarla de forma subjetiva o puede ser neutral y narrarla de manera objetiva.
Focalización interna: supone un conocimiento parcial de los hechos que corresponde a uno o varios personajes. Por lo tanto, este punto de vista solo puede ofrecer la informaciòn que es accesible para el personaje escogido.
Focalización externa: el narrador está fuera de los personajes, no los conoce apenas. se corresponde con el llamado narrador cámara.
Punto de vista narrativo: ejemplos
Ahora que conoces los tres tipos de focalización o puntos de vista que existen (el de quien lo sabe todo, el de quien solo sabe una parte, el de quien solo sabe lo que ve), te daré algunos ejemplos.
Ejemplo de focalización cero
No había en toda Suiza un niño más vago e indolente que Tony. Todos los de su edad trabajaban en algo: cortando leña, recogiendo flores de montaña de las que se llaman allí «no me olvides», pastoreando ganado, llevando paquetes a los turistas o sirviéndoles de guía en sus excursiones. Y entre unas cosas y otras se iban ganando la vida. Pero Tony no hacía absolutamente nada, y cada vez que su madre intentaba emplearlo en algún menester, se mostraba tan horrorizado que ella acababa dejándolo por imposible. Poco a poco, a medida que crecía, se le fue poniendo cara de tonto, como si los sesos se le hubieran hecho agua. En el pueblo le pusieron de apodo «cabeza de leño».
—¡Vaya hijo tan inútil que te ha tocado en suerte, mujer! —le decían las vecinas a su madre—. Tiene la cabeza como un leño.
Y ella se enfadaba. Porque, aunque también a veces se le escapara llamar a su hijo «pedazo de leño», le molestaba oírlo en boca de los demás.
Niño de Madera, de Mrs. Clifford
En este caso, el punto de vista es claramente externo, pues el narrador lo sabe todo de todos: que todos los niños trabajan menos uno, los sentimientos de su madre y todo lo demás.
No se trata de un narrador demasiado implicado, pero tampoco es del todo objetivo, pues se permite llamar a Tony vago e indolente e incluso hacerlo mediante una hipèrbole.
Ejemplo de focalización interna
Regreso en este momento de visitar al dueño de mi casa. Sospecho que ese solitario vecino me dará más de un motivo de preocupación. La comarca en que he venido a residir es un verdadero paraíso, tal como un misántropo no hubiera logrado hallarlo igual en toda Inglaterra. El señor Heathcliff y yo podríamos haber sido una pareja ideal de camaradas en este bello país. Mi casero me pareció un individuo extraordinario. No dio muestra alguna de notar la espontánea simpatía que experimenté hacia él al verle. Antes bien, sus negros ojos se escondieron bajo sus párpados, y sus dedos se hundieron más profundamente en los bolsillos de su chaleco, al anunciarle yo mi nombre.
Cumbres borrascosas, de Emily Brontë
En este caso, el punto de vista pertenece a uno de los personajes de la novela, que solo puede ofrecernos la información de la que, como tal, disponga.
Ejemplo de focalización externa
Hay un cuerpo tendido en el suelo. Es de un hombre. No se mueve. Una mujer vestida de azul se acerca a él con paso firme y le propina una patada en el costado. El cuerpo no reacciona. La mujer levanta la pierna. Vuelve a posar el pie en el suelo. Se marcha.
En este caso, el narrador no nos da más datos que aquellos a los que tiene acceso a simple vista.
6 consejos para mantener la coherencia del punto de vista narrativo
1.- No cambies el punto de vista de manera aleatoria
Una vez escogido el punto de vista narrativo que vas a usara, atente a él. No saltes de personaje en personaje si avisar. Lo ideal para cambiar el punto de vista en una narración en el que necesites usar varios, es esperar al cambio de párrafo para introducir el punto de vista nuevo.
Este es un ejemplo de lo que no debes hacer:
Begoña se levantó de la mesa de un salto. No tenía ni idea de dónde había dejado su varita. «Ya la he vuelto a perder», se dijo.
¿Cómo es posible que esta chica sea tan distraída? La próxima vez le regalaré un cordón para que se la ate a la muñeca.
¿Pero dónde la he puesto?
Así, cambiando del punto de vista de Begoña al del segundo personaje, distraes y confundes a tu lectora. Y cuantas más veces repitas el procedimiento, más fácil será que no vuelva a leer nada tuyo jamás.
Puedes escribir la misma escena de manera menos confusa y manteniendo el mismo punto de vista con un ligero cambio:
Begoña se levantó de la mesa de un salto. No tenía ni idea de dónde había dejado su varita. «Ya la he vuelto a perder», se dijo. De inmediato echó un vistazo a su amiga y descubrió en su rostro aquella expresión que dejaba bien claro lo mucho que le fastidiaban sus contínuos despistes.
2.- No describas aquello que resulta imposible conocer por cuestiones de punto de vista narrativo.
Por ejemplo, no hagas esto:
Ayer salí del cuartel antes de la hora. Estaba harta de montar en dragón. Yo soy más de desfilar a pie. Pero mi compañera pensó que irme era un gesto de prepotencia.
Tu lectora se preguntará cómo demonios sabe eso tu narradora ¿es que se ha metido en la mente de su compañera? Este tipo de errores sacan mucho de la lectura.
3.- Evita los detalles en los que el narrador no se fijaría
Efectivamente, una manera de quitar verosimilitud al punto de vista narrativo es hacer que el narrador se fije en cosas que ni por asomo le interesarían.
Imagina que tu narradora adopta el punto de vista narrativo de Amelia, una gnoma que huye como el viento de una manada de lobos hambrientos. Va por el bosque y, como lo que quieres es que tus lectoras abandonen tu libro, escribes los siguiente:
Corría tan rápido como me permitían mis cortas piernas por un bosque helado tan bello como el primer amanecer de los tiempos. La nieve se arremolinaba a la orilla del camino y los primeros rayos de sol arrancaban irisados brillos a las gotas de escarcha.
Como supondrás, ningún personaje que huye para salvar la vida se pararía a contemplar la belleza helad del paisaje que atraviesa. Puede que tu narrador lo conozca porque es omnisciente, pero mantener la coherencia del punto de vista exige que suprima ese conocimiento.
4.- Ten en cuenta aquello que el narrador no ha podido ver debido a su punto de vista ¡y no lo cuentes!
Mira este ejemplo:
María me miraba a los ojos y pestañeaba con deliberada lentitud para despistarme. Por eso no vi que ocultaba algo en la amplia manga de su túnica.
Nadie se dará cuenta de que ese narrador nos ha dicho algo que él mismo confiesa no haber visto... Ese "algo" oculto en la manga. Si está oculto, no puede hablar de ello porque no lo ha visto.
5.- No anuncies cosas que aún no han pasado si el punto de vista narrativo no lo permite
LSi utilizas un narrador omnisciente con focalización cero puedes hacer este tipo de anuncios. En otro caso, no. Sobre todo si tu narrador va descubriendo lo que sucede a medida que avanza la historia Otra cosa es que narres una historia del pasado y que el narrador conozca todos los hechos. Ahí sí puedes jugar con los flashforwards y el tiempo en el relato.
6.- Utiliza un lenguaje propio del punto del narrador que escojas
Si el personaje del punto de vista es una agradable ancianita que peca de mojigata, es poco probable que salpique tacos a lo largo de su discurso.
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