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Reto anual 2024: Marzo






Querida escribetequer, ya estamos en el tercer mes de nuestro viaje anual. Hasta ahora, has creado personajes y tramas que giran en torno a un objeto misterioso y te has adentrado en las profundidades de su pasado. Este mes, vamos a cambiar un poco el enfoque y centrarnos en el escenario, un lugar especial que alberga sus propias historias que contar.


Recuerda, cada palabra, cada personaje y cada lugar que escribes te acerca más a ese objetivo final de un esqueleto narrativo de unas 36 000 palabras. Confía en el proceso y en cómo cada pieza que escribes es un paso más hacia una obra completa y compleja. Y que no se te olvide que cuentas con el grupo de Telegram y con las sesiones de miércoles y jueves para preguntar todas las dudas que te surjan.


Te dejo dos enlaces por si todavía no estás segura de qué es eso de un fixup:



¿Y para qué te sirve un fixup de este tipo?


Si no estás escribiendo un proyecto más largo, te sirve para lo mismo que los disparadores que hemos estado usando hasta ahora, es decir, para practicar, poner el cerebro creativo a funcionar y ¡divertirte!


Si estás trabajando en un proyecto más largo, estos ejercicios/retos te servirán para conocer mejor tus personajes, tu mundo, tus tramas, para explorar caminos de la narración que quizá uses más tarde y para generar un montón de material adicional que luego podrás utilizar en la promoción.


En realidad, todo son ventajas, así que vamos con las normas.


Normas


  • La extensión máxima de cada reto será de 3000 palabras. No hay extensión mínima, pero no aceptaré ni una palabra más de 3000. Esto INCLUYE el título.

  • Cada ejercicio seguirá una estructura de principio, nudo y desenlace. No te preocupes mucho por esto porque las instrucciones van a ser muy precisas a este respecto.

  • Sigue las instrucciones de cada reto, que este año van a ser un poco más específicas.

  • Al final de cada mes asignaré a cada una de vosotras un texto para comentarlo. El comentario debe ser útil para la persona que ha escrito el texto, así que se compondrá de:

    • Un pequeño resumen de lo que hayas leído. De esta manera la autora sabrá si ha comunicado bien su mensaje.

    • Una valoración de si sigue o no las instrucciones.

    • Una mención especial de lo que más te haya gustado del relato, sea lo que sea. Hay que poner en valor los puntos fuertes.


Instrucciones


Como siempre, los relatos que escribimos en La Escribeteca deben tener principio, nudo y desenlace. Para ponerte las cosas un poco más fáciles, este año te daré algunas pautas a seguir en cada sección.


Además, para empezar por el principio y asegurarnos de que todas conocemos los elementos fundamentales del relato, puedes echar un vistazo a este curso gratuito.


Y para crear un escenario más real, que es el foco del relato de este mes, puedes echar un vistazo a Introducción al worldbuilding, que es el tercer curso del año y entra dentro de tu suscripción.


Marzo: un lugar muy especial


Introducción (Principio)


  • Elige un escenario que tenga algún tipo de conexión con el objeto de tus relatos anteriores. Puede ser el lugar donde se encontró el objeto por primera vez, donde alguien le dio un uso muy relevante, o incluso donde se perdió o se ocultó durante algún tiempo.

  • Comienza tu historia presentando este lugar. Describe su ambiente, su historia y por qué es especial. Introduce a un nuevo personaje o usa uno de tus relatos anteriores para que el relato no se convierta en una descripción interminable, pero recuerda que el foco debe estar en cómo el lugar afecta o influye en este personaje.


Desarrollo (Nudo)


  • Crea un evento que ocurra en este lugar y que sea crucial para el mismo a nivel global. Este evento debe estar relacionado con el objeto de alguna manera, ya sea a través de un recuerdo, un descubrimiento o algo que sucede sin más, un accidente, un robo, un desastre natural… Debe pasar algo porque sin hechos, como sabes, no hay historia.

    • Puedes mostrar las consecuencias del hecho mediante un dibujo general o a través de un pequeño grupo de personas.

    • Puedes usar una secuencia de eventos en lugar de un evento único.


El ejemplo más evidente que se me ocurre es el Anillo Único. Hay una gran diferencia entre que ese objeto exista o no. El tuyo no tiene por qué actuar a una escala tan grande.


Conclusión (Desenlace)


  • ¿Ha cambiado el mundo de manera definitiva tras el evento? Este es el momento para que lo veamos.

  • Quizá quieras contar cómo era el mundo antes de la aparición de tu objeto. En ese caso, en el desenlace veremos cómo es el mundo ahora.



¡Escribe mucho y disfruta!


Extra, por si no sabes por dónde empezar


Esta vez no he preguntado a Chat. Te dejo un relato mío, «Melodía en verde». Es de hace un tiempo, así que léelo con generosidad. Al principio te parecerá que el mundo que he creado no tiene sentido, pero al final se descubre que sí.


Por cierto, no da tanto miedo como parece por la imagen.





Melodía en verde


En primer lugar, se acercó al fregadero. Tenía sed y se encontraba mareada, como si en lugar de un desmayo inoportuno se hubiese despertado de una borrachera. Notó que alguien la observaba desde algún lugar más oscuro de la propia habitación. Volvió la cabeza con cuidado y vio a una mujer que vigilaba un cochecito en el que parecía dormir un bebé; sólo que el silencio era  tan absoluto que Noemí creyó que en realidad el carrito estaba vacío. La sed era insoportable.


            Abrió el grifo, pero no salió agua. Lo cerró con un golpe seco. Volvió a abrirlo. Nada. Las sienes le latían como dos pequeños corazones que le hubiesen crecido a los lados de la cabeza.

—¿Por qué dormías en el suelo? – La mujer no detuvo el vaivén.

—No estaba durmiendo. He debido de desmayarme, pero no lo recuerdo. –  Era la primera vez que  veía a la otra mujer.– Escucha.

—¿Qué?

            Noemí se acercó a la puerta, a juego con los muebles de estilo rústico, teñidos de un color oliva muy poco común.

—¿No lo has oído? Parecía una cisterna que desaguaba.

—No lo sé. Yo no he oído nada y Sarita tampoco. El ruido de una cisterna la habría despertado. – La mujer acomodó una mantita verde lima que dibujaba la forma de la niña.

—Juraría que he oído una cisterna; pero bueno, da igual. Voy al baño de arriba. Tengo que ducharme antes de que  llegue Jonathan. Y ni siquiera sé qué ponerme. Viene a buscarme a las nueve.

La mujer meció con un poco más de brío el cochecito de la nena.

—Pues date prisa entonces. Sólo tienes una hora.

—Claro, no te preocupes. Voy a encender la luz.. No se ve nada.

            Buscó el interruptor, lo accionó. Lo mismo que con el grifo, no sucedió nada.

            Medio a tientas encontró el pomo de la puerta. Parecía agarrotado. Trató de girarlo, pero no consiguió que se moviera. Lo soltó y se alejó un par de pasos. La oscuridad parecía haberse solidificado en aquella esquina. De nuevo se acercó, recuperó los dos pasos con los brazos extendidos, para empujarla. Chocó contra ella con toda la fuerza de su cuerpo esbelto, modelado en un gimnasio, pero la puerta no se movió. No sólo permaneció cerrada, sino que tampoco crujió, ni tembló, ni se recolocó sobre los goznes. No hubo un pequeño titubeo, ni la impresión de que cedía unos milímetros para volver enseguida a su posición inicial.

            Noemí miró hacia atrás por encima del hombro. La mujer y el bebé callaban como muertos. Ni siquiera oía sus respiraciones. La verdad era que no sabía si seguían allí. De nuevo alargó el brazo en busca del interruptor, pero dejó que cayera inerte a lo largo de su cuerpo antes de encontrarlo. Se había olvidado de que la luz no funcionaba.

—¿Oye? – La punta de la lengua se le pegó un momento al paladar. Necesitaba un vaso de agua.

—Pensé que te habías ido.

            Noemí se sobresaltó. Era imposible que la mujer hubiera salido de la habitación, pero la respuesta la pilló desprevenida. Supuso que se debía a la oscuridad tan densa, a ese ambiente al que sólo le faltaban los crujidos, los sonidos extraños de pies que se deslizasen o los chirridos de bisagras mal engrasadas.

—No puedo abrir la puerta.

            Inmediatamente después de decirlo se arrepintió. Oyó unos pasos cortos y decididos que se le acercaban desde atrás.

—Tienes razón, – La desconocida hizo una pausa—. Hoy no funciona nada ¿Se ha atascado? Espera, te ayudo y empujamos juntas.

—No, no importa – Noemí se alegró de encontrarse entre tinieblas; de otro modo no habría podido ocultar su respingo—. La niña puede asustarse de la oscuridad. Mejor quédate con ella.

            Mientras hablaba apoyaba todo su peso contra la puerta. Incluso tuvo la idea de que quizá se abriese hacia adentro y atrajo la hoja hacia sí. Pero seguía anquilosada como una estatua gigante.

            Cuando se cansó del forcejeo, Noemí se sentó en el suelo y se abrazó las rodillas.

 

            Se despertó sobre su propia cama, en su habitación, tendida sobre la colcha. Tenía sed. Se le había secado la boca y la lengua se le pegaba al paladar como si fuera de velcro. Si no calmaba la garganta irritada no podría centrarse en la preparación de su cita. Faltaba poco y no sabía qué conjunto le sentaría mejor.

            Se dio cuenta de que solamente llevaba un zapato y de que ya se había colocado a medias su vestido favorito: uno de gasa verde que caía hasta los pies y se sujetaba al pecho con una banda elástica muy ancha cubierta de cristalitos multicolor que reflejaban la luz y emitían pequeños arco iris iridiscentes. Cuando Jonathan la viera no sabría qué decir. 

            Quiso encender la lámpara del techo, accionó el interruptor varias veces, pero la oscuridad se mantuvo. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que tampoco había iluminación alguna en el exterior. Decidió no preocuparse de ello por el momento. Su prioridad era calmar la sed, así que se quitó el zapato que aún llevaba puesto y se dio la vuelta.

            Llegó hasta la puerta del aseo sin un titubeo. Le gustó la sensación de reconocer el terreno en la oscuridad. Si entraba algún intruso ella estaría en una posición ventajosa.

            La impresión de seguridad no duró mucho tiempo: la manilla no giró. Noemí respiró hondo y volvió a intentarlo. La puerta del baño reaccionaba lo mismo que una mole de acero. Contra su voluntad se llevó una mano a la garganta. Sintió cómo se le aceleraba el pulso y cómo un pequeño zumbido en las sienes, que había notado al despertar, se recrudecía. De pronto, lo único que necesitaba era salir de la habitación y encontrar a Jonathan ¿Por qué el silencio? ¿Por qué no había luz? ¿Por qué no podía abrir?

            Pero Jonathan no había aparecido. O quizá sí. Quizá había llamado a la puerta principal,  habría golpeado la hasta hacerse sangrar los nudillos y ella no habría contestado. Era una estúpida, no había luz, pero las cosas quedaban muy claras: todo apagado, el silencio, ni una nota, ni una llamada para avisar de que no la encontraría en casa. Un desastre. La cita para la que llevaba toda la vida preparándose no se celebraría jamás

—¿Noemí?

            O  sí. 

—¿Jonathan?

            Oyó unos pasos que subían por la escalera.

—¿Dónde estás? ¿Estás bien? Has dejado la puerta de la calle abierta.

            Noemí no sabía qué la alegraba más, la puerta abierta o que Jonathan hubiese aparecido. Sonrió como si él pudiese verla desde el pasillo, se alisó el pelo rubio y largo con una mano y se aseguró de que el vestido caía en pliegues perfectos hasta sus tobillos. Habría matado por una vela con la que poder buscar los zapatos.

—Estoy en mi cuarto. La puerta se ha atascado.

—Sigue hablando. No veo nada y no sé dónde está tu cuarto.

—No sé qué decirte. Podría cantar, supongo, aunque mejor no. Me daría la sensación de haber vuelto a un concurso de mises.  En realidad nunca me ha gustado pronunciar discursos, así que espero que date prisa, por favor.

            Noemí se sobresaltó cuando oyó los golpes suaves pero firmes.

—¿Es aquí?

—Sí, aquí estoy.

            La respiración de Jonathan no la tranquilizó. Quizá se había acostumbrado al silencio absoluto y por eso su ligero jadeo la irritaba. Los hombres no jadeaban por unas cuantas escaleras.

—No se mueve.

            Noemí no contestó.

—¿Estás ahí dentro?

—Sí. La puerta del aseo tampoco se mueve. Es como si las hubiesen sellado.

—¿Has probado la ventana?

—No se me ha ocurrido, pero está muy alto.

—Siempre es mejor criar un moratón en la rodilla que quedarse ahí dentro en la oscuridad ¿no? Tampoco son ocho pisos. No creo que te mates.

            Imaginó cómo Jonathan levantaba una ceja y sonreía con el matiz justo de cinismo, mostrando sus dientes blancos perfectos que contrastaban con el bronceado ligero de toda su piel.

—Vale. Tú espérame abajo y recoge mis despojos del suelo. No quedará mucho de mí después de esto.

            Igual que la puerta del aseo, Noemí encontró la ventana sin un tropiezo, apartó la cortina y buscó el pomo. No se había dado cuenta de lo asustada que estaba hasta que oyó su propio suspiro en el momento en que el tirador giró, la hoja de la ventana cedió a su presión y se abrió hacia dentro. No lo sabía, pero había estado segura de que no se abriría. Acarició el marco con alivio y llamó a Jonathan. Nadie contestó. Noemí se extrañó de que no se viera un solo farol hasta donde alcanzaba la vista.

            Regresó a la puerta de la habitación y oyó los pasos que se alejaban por el pasillo. Se dirigía de nuevo a la ventana cuando sonó un golpe sordo y algo rodó por la escalera. Se paró en seco. Contuvo la respiración. Permaneció tanto tiempo inmóvil que se le agarrotaron los músculos. Nada. No se oía nada. Recordó que le quedaba la ventana. Cuando se volvió para alcanzarla  un calambre en la pierna la tiró al suelo.

 

            Despertó en el recibidor; llevaba los vaqueros y el jersey verde de cuello vuelto ideales para esquiar. Se llevó la mano a la nuca: se había hecho una coleta tan tirante que le dolía la cabeza como si le estuvieran arrancando todo el pelo.

—Hola. Estás muy guapa.

—Una mujer desconocida  se acercaba empujando un carrito de bebé.

—Hola.

—Hay alguien ahí detrás. Es un hombre extraño que no ha querido hablar conmigo. Le he dicho hola, como a ti, pero no me ha hecho caso.

—¿Jonathan?

—Espero que no te hable a ti tampoco.

            Noemí no miró siquiera a la otra mujer. Jonathan era muy amable. Nunca le negaría el saludo a nadie.

            Se paró en mitad del recibidor y miró a su alrededor: la moqueta era verde botella, espesa y nueva. Las paredes estaban cubiertas con un papel de rayas verdes e incluso la balaustrada doble de la escalera mostraba un tono verde claro. Noemí advirtió que el coche en el que dormía tan callado el bebé al que acunaba aquella mujer era verde lima y que los marcos de los espejos hacían juego con la moqueta. Sin darse cuenta echó a correr hacia donde la otra decía que había visto a Jonathan. Tenía que ser Jonathan.

            Lo encontró bajo el hueco de la escalera. Llevaba unos pantalones verdes y una corbata verde a juego asomaba bajo su cuerpo. Había caído boca abajo, las palmas hacia arriba y los pies extrañamente rígidos.

—No tiene cabeza ¿Crees que por eso no me ha hablado?

            Entonces las dos oyeron el sonido de una cisterna en una casa vecina. Noemí reaccionó. Habría corrido hacia la puerta de la calle, pero no pudo dar un solo paso: un grito desgarrador la paralizó. Ni siquiera cerró los ojos aunque toda la habitación se había iluminado de repente. Oyó unos pasos torpes y rápidos que se acercaban desde su espalda. Quiso darse la vuelta, pero el cuerpo no le obedecía. Entonces sintió que algo caliente y húmedo la apresaba y la levantaba.  Apenas podía respirar. La casa se alejaba bajo sus pies cuando vio que una mano gigante y regordeta recogía algo del suelo del recibidor y lo ponía a su altura: el cuerpo decapitado de Jonathan.

 

—¡Papá! ¡Papá!

            Sonaba como una niña desesperada.

—¡Papá! ¡Mi hermano le ha arrancado la cabeza al novio de la Noemí!

            Y otra voz, de adulto, contestó.

—No te preocupes, nena. Vete a la cama, que mañana te compro otro.

 



¡Escribe mucho y disfruta!






16 Comments


charlie.marrez
charlie.marrez
Apr 11, 2024

-- La biblioteca de los recuerdos -- Su vida siempre había estado recogida entre las tapas de los libros, desde muy pequeña. Para ella el tacto de sus hojas al pasar la yema de los dedos era igual de conocido como las manos de un familiar. Era capaz de relacionar momentos especiales de su vida con los libros que estaba leyendo en ese momento. Por su condición física actual, ahora la única manera cómoda que tenía de viajar a lugares recónditos y vivir aventuras era a través de los ojos de personajes que vivían en ellos.


Cuando era bebé su madre le leía cuentos cada noche, le calmaba escuchar su voz, era como si la meciera con sus palabras. Siempre…


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Sara Liébanas
Apr 04, 2024

Hola, vuelvo a llegar tarde, pero con menos retraso que en enero (algo es algo). Aquí dejo mi relato.


EL ALMA DEL MUNDO

La luna no estaba llena, pero a Zaira le resultaba demasiado brillante. Le incomodaba la forma en que la luz se colaba en la habitación y dibujaba sus siluetas. Su ama estaba tumbada en la cama, maniatada y amordazada. Aquello le parecía excesivo. No le había costado drogarla y el único movimiento que había hecho la mujer durante aquellas horas era subir y bajar el pecho en una respiración profunda. Pero Narum había insistido en usar las cuerdas. Era por pura precaución, decía.

El chico, algo menor que ella, observaba a la ama con rabia, sin disimular…

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Alicia Pérez Gil
Alicia Pérez Gil
Apr 08, 2024
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Hola, Sara: Más vale tarde que nunca :) Vamos con el comentario a tu relato, que más que un relato veo que es un capítulo de una novela, pero ya hablaremos de eso XD.

Resumen


Planteamiento: la historia comienza en un escenario íntimamente conectado con el objeto central del relato: la liraquita, que tiene poderes mágicos significativos y ha sido utilizada para someter a personas como Zaira, la protagonista. El relato arranca con la preparación de un asalto por parte de un grupo de rebeldes para liberar a los suuyos de la influencia de esta gema y de la esclavitud que supone. Presentas el escenario, los personajes principales y el objeto mágico que influye en ellos.

Nudo: la trama se desarrolla alrededor…


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Marco Torres
Marco Torres
Apr 01, 2024

Hola, hola. Buenas noches de este lado del charco. He aquí mi reto de marzo.


El Desierto de las Penas


El agua se estaba acabando y no encontraba indicios que me ayudaran a encontrar la dichosa fórmula. No sé quién me mandó a buscar en un desierto, pero de imbécil fui a creerle a la anciana del pueblo que aquí encontraría algo. 


El Desierto de las Penas, o Pentues Douster en la lengua nativa, se formó luego de que en la guerra pasada lanzaran una bomba. Se creyó que era un arma atómica como las de antaño, pero parecía imposible de creer que antes aquí había vida: una gran montaña llena de verde con varios animales que rondaban cerca. Pequeñas…


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silviauseros
silviauseros
Apr 25, 2024
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¡Buenos días, Marcos!


En primer lugar, tu historia me ha parecido muy original y me ha encantado la atmósfera que has creado. Me ha hecho sentir el calor y la desolación que describes.

Paso a comentarte los puntos, según las indicaciones de Alicia.


Resumen:

El protagonista de este mundo, cuyo nombre aparece al final del relato, aparece vagando en un mundo devastado, el Desierto de las Penas, en busca de una fórmula milagrosa. Allí se encuentra con un gato gigante que resulta ser una deidad. El gato le explica cómo era todo antes de la guerra y de la bomba. Al final, el protagonista cambia de idea y en lugar de buscar la fórmula, decide ayudar al gato.


Planteamiento:  

El…


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Aritz P. Berra
Aritz P. Berra
Mar 31, 2024

Buenos días, sobre la bocina, sin revisar y atropellado por la vida, pero no quería romper mi racha de retos mensuales. Espero que os guste:


Secretos de palacio

 

Dédalo miraba con atención los papeles desperdigados en su estudio. El rey Minos le había encargado construir el mejor palacio hasta la fecha, moderno y de un tamaño colosal.

 

El lugar era perfecto, una colina desde donde se divisaba Cnosos y más allá el Mediterráneo. Creta, bajo el mando de Minos, se estaba convirtiendo en el referente de la zona, y Dédalo quería plasmar esa idea en piedra.

 

Tan absorto estaba en sus pensamientos que no escuchó a la mujer que se acercó a él y se quedó mirándolo,…

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Laura Diaz
Laura Diaz
Apr 11, 2024
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Lo primerísimo de todo, siendo fanática como soy de la mitología griega me ha encantado el desenlace de la historia. De hecho, no me lo esperaba y cuando he empezado a darme cuenta de que la cosa no iba por donde yo creía me he quedado pegada, jajaja


Una cosilla más, mencionas a los "canteranos" pero, si no me equivoco, me parece que es más correcto decir "canteros".


Sobre el ejercicio en sí, yo creo que no cumples lo que pedía o, al menos, no he sabido captarlo. Hay un espacio en el que sucede todo, las descripciones están geniales y se visualizan a la perfección, pero no llego a ver esa transformación del espacio con claridad y desencadenada por…


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silviauseros
silviauseros
Mar 31, 2024

¡Hola! Os dejo mi relato de este mes. Espero que os guste.


TIERRA MUERTA


Volví al pueblo porque mi madre se estaba muriendo. La señora Socorro, una vecina con la que mamá tenía mucha confianza, me llamó a primera hora de la mañana y me rogó que viniera, que mi madre no tardaría mucho en marchar. Me confesó que mamá había estado enferma durante meses y que no había querido decirme nada. Sentí mucha culpa por no haber ido antes, porque ya apenas la visitaba y porque las llamadas se habían espaciado en el tiempo con cada vez más frecuencia. Pero la verdad es que yo sabía que le pasaba algo porque había soñado con ella. En mis sueños se…


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Marco Torres
Marco Torres
Apr 27, 2024
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Hola, Silvia. Te dejo mi comentario a tu relato con las instrucciones de Alicia y, siendo sincero, he disfrutado mucho de tu relato y hasta me dan ganas de saber más. Ahora bien, te dejo mi opinión:


Resumen


Soledad es una mujer que se fue de su pueblo, pero cuando su madre estaba a punto de fallecer, regresó por pedido de una vecina en el pueblo y a la vez por culpa y así estar junto a su única familiar. Cuando volvió al pueblo y caminó hacia su antiguo hogar, todo el lugar estaba desolado y sentía cierta opresión en su pecho.


Pasado el tiempo, su madre fallece y decide arreglar la casa. Lo que inicialmente era una estadía por…


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